De diferentes modos la conozco,
sus personajes me atraen a su mundo
Le dedico a Cairel este, el segundo
poema cuyos versos aquí caen.
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Como la luz que al cruzar el vítreo adorno
Arco iris se torna dividida
Irradiando de colores el entorno,
Recfractado en análoga medida
Encontreme en mi viaje de retorno
Lentamente emprendiendo mi partida.
Quién pudiera varear los arrabales
Urdidos por tu pluma majareta
Ensortijados, chispeantes, no lineales?
Demostraste ser más que lo esperado.
Una grata sorpresa positiva.
Llora su lluvia el cielo acongojado
Cuando su celeste o gris o plateado
Envidia tu mirada, que cautiva.
Respiro tus palabras, las devoro.
Estudio de imitarlas la manera.
Suplícole a mi baldía moyera
Una o dos similares, se lo imploro.
En la oficinesca costa, si no hay moros
Ni un segundo me demoro en perseguirlas.
Así en mi mente se clavan las esquirlas
Saltarinas de tus mundos, que atesoro.
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